miércoles, 9 de septiembre de 2009

La doble traición de la Philips

Estados Unidos es el mayor propietario de patentes en el mundo. Ha robado cerebros de todos los países, desarrollados o en desarrollo, que realizan investigaciones en numerosas esferas, desde la producción de armas de exterminio masivo hasta las de medicamentos y equipos médicos. Por ello el bloqueo económico y tecnológico no es algo que sirva solo de pretexto para culpar al imperio por las dificultades propias.

La salud pública es uno de los campos en que nuestro país avanzó más, a pesar de que Estados Unidos sustrajo casi el 50 por ciento de los médicos graduados en la única universidad de Cuba, que ascendían a más de 5 000, muchos de los cuales carecían de empleo.

En esa área se escribió una de las más hermosas páginas de cooperación internacional de la Revolución Cubana, iniciada con el grupo de médicos que se envió a la recién independizada Argelia, hace casi medio siglo. Aquella política no cesó, y en ese campo tan humano nuestro país goza de reconocimiento universal.

Nadie suponga que fue tarea fácil. Estados Unidos hizo lo posible por evitarlo. Durante el tiempo transcurrido realizó el máximo esfuerzo por sabotearla. Aplicó contra Cuba todas las variantes posibles de su criminal bloqueo económico que, más adelante, en virtud de la Ley Helms Burton, adquirió carácter extraterritorial durante la administración de Bill Clinton.

Cuando el campo socialista se derrumbó, y meses después su principal baluarte, la Unión Soviética, se desintegra, Cuba decidió seguir luchando. Ya entonces nuestro pueblo había adquirido un alto nivel de conciencia y cultura política.

En 1992, Hugo Chávez dirige el levantamiento militar contra el gobierno oligárquico burgués del pacto de Punto Fijo, que durante más de tres décadas había saqueado a la patria de Bolívar. Sufre prisión como nosotros. Visita a Cuba en 1994 y años después, con pleno apoyo de su pueblo, alcanza la presidencia e inicia la Revolución Bolivariana.

El pueblo de Venezuela, igual que el de Cuba, tuvo que enfrentar pronto la hostilidad de Estados Unidos, que programó el golpe de Estado fascista del 2002, derrotado por el pueblo y los militares revolucionarios. Meses después sobrevino el golpe petrolero, que fue el momento más difícil, en el cual brillaron de nuevo el líder, el pueblo y los militares venezolanos. Chávez y Venezuela nos brindaron toda la solidaridad en pleno Período Especial, y nosotros les brindamos la nuestra.

Ya entonces nuestro país contaba con no menos de 60 mil médicos especializados, más de 150 mil maestros experimentados y un pueblo que había escrito brillantes páginas internacionalistas. Después del golpe petrolero comenzó el río de nuestros colaboradores para los programas de educación y salud, y cooperaron con la Revolución Bolivariana en uno de los más profundos y rápidos programas sociales que se haya llevado a cabo en algún país del Tercer Mundo.

Cito estos antecedentes porque son indispensables para enjuiciar la perfidia del imperialismo, y comprender el tema que abordo hoy: la claudicación y la traición a Cuba y Venezuela de quien fuera una conocida y relativamente prestigiosa multinacional europea: la transnacional holandesa Philips, especializada en la fabricación de equipos médicos.

Sobre el tema escribí una Reflexión hace dos años, el 14 de julio de 2007, pero no quise mencionar su nombre. Tenía todavía esperanza de que rectificara.

Habíamos cooperado con el pueblo de Venezuela para crear uno de los mejores sistemas de salud. Allí han prestado sus servicios decenas de miles de médicos especializados y otros profesionales cubanos de la salud. El presidente Hugo Chávez, satisfecho con el trabajo de los primeros contingentes que viajaron a Venezuela para laborar en Barrio Adentro —un programa destinado a llevar los servicios de salud a las zonas urbanas y agrícolas más pobres del país—, en una de sus visitas a Cuba nos solicitó la creación de un programa que pudiera beneficiar a todos los sectores de la población venezolana de clase pobre, media o rica. Surgieron así los Centros Diagnósticos de Alta Tecnología; estos complementarían la tarea de los 600 Centros de Diagnóstico Integral que, como policlínicos de amplios servicios, con sus laboratorios y equipos, apoyarían a los consultorios de Barrio Adentro. Un número elevado de centros de rehabilitación asumirían la humana tarea de enfrentar cualquier tipo de incapacidad física o motora.

En virtud de esa solicitud del Presidente, adquirimos los equipos pertinentes para 27 Centros Diagnósticos de Alta Tecnología, distribuidos en los 24 Estados venezolanos, tres de los cuales por su elevada población llevan dos de ellos.

Es norma nuestra contratar siempre el equipamiento médico con las firmas más prestigiosas y avanzadas a nivel mundial. Procuramos incluso que en los suministros de los equipos más complejos participen por lo menos dos de las firmas más especializadas.

De este modo, los equipos más sofisticados y costosos de imagenología, como el Tomógrafo Computarizado Multicorte, la Resonancia Nuclear Magnética, el Ultrasonido Diagnóstico y otros similares fueron adquiridos a la firma alemana Siemens y a la holandesa Philips. Ninguna de las dos produce desde luego todos los equipos, pero sí algunos de los más complejos y sofisticados. Ambas debían competir en calidad y precio. Adquirimos medios diagnóstico de las dos firmas para Venezuela y para Cuba, donde desarrollábamos un plan similar de servicios médicos, que en los años de pleno Período Especial había recibido muy pocos recursos.

En más de 10 especialidades diferentes adquirimos equipos de ambas firmas para los servicios de los dos países. No señalaré los de la firma alemana Siemens, que cumplió sus compromisos. Me limitaré a Philips; esta suministró equipos para 12 especialidades en las que compartió con la otra firma los más importantes y costosos: 15 Tomógrafos de 40 cortes, 28 de Resonancia Magnética Nuclear de 0,23 tesla, 8 Mesas Telecomando para Urología, 37 Ultrasonidos Diagnósticos 3D, 2 Angiógrafos de Neurología, 2 Angiógrafos de Cardiología, 2 Polígrafos, 1 Cámara Gamma de doble cabezal, 3 Cámaras Gamma de simple cabezal, 250 Rayos X móviles, 1 200 Monitores no invasivos y 2 000 Monitores Desfibriladores.

En total 3 553 equipos con un valor de 72 millones 762 mil 694 dólares.

Personalmente participé en las negociaciones de estas compras con las dos firmas.

Los precios discutidos equipo por equipo implicaban importantes reducciones de precio, puesto que se compraban al contado y en cantidades elevadas, uniendo los destinados a Cuba y Venezuela. De otra forma no podrían adquirirse con la urgencia que se requerían, especialmente en ese país, dadas las necesidades acumuladas en los sectores más pobres de su población total, que rebasaba ya los 27 millones de personas.

Estaban destinados los más complejos a los Centros de Alta Tecnología, los menos complejos y abundantes a los Centros Diagnósticos de Barrio Adentro, aunque no eran los únicos a utilizar en esos centros. Casi todos se adquirieron a principios del 2006.

Enfermé gravemente a fines de julio de ese año. La Philips suministró piezas hasta fines del 2006. En el 2007 se detuvo totalmente: ni una sola fue suministrada.

En el mes de marzo de ese año se envió una representación cubana a Brasil, donde estaba la sede de la oficina principal de la firma Philips para América Latina que negoció con Cuba. Comenzaron a explicar sus dificultades. El gobierno de Bush les había exigido la información pormenorizada de los equipos suministrados a Cuba por la firma, alegando que algunos de ellos contenían programas y en ocasiones componentes de patente yanki, y la Philips había entregado la información solicitada acerca de los adquiridos a esa firma para Cuba y Venezuela. Nunca había surgido con ella el menor problema.

El jefe de la Philips en Brasil le dijo textualmente a la representación cubana: "Hay una intransigencia brutal del Gobierno de Estados Unidos en relación a las regulaciones de equipos y las solicitudes de permisos con respecto a Cuba."

"Yo sé que el problema afecta el plan del Comandante. Nuestra organización está afectada y amenazada. Todas nuestras organizaciones tienen mucho miedo". De inmediato repite: "tienen mucho miedo".

Añadieron finalmente que ellos querían cooperar y buscarían fórmulas.

A mediados de julio de 2007, en una llamada Conferencia de la Casa Blanca sobre las Américas, Bush, la Secretaria de Estado y otros líderes del Gobierno de Estados Unidos "hablaron hasta por los codos", según anunciaba la AP, sobre educación y salud. Parecía irreal. Prometían repartir salud por América Latina.

Pusieron énfasis en el Confort, un viejo portaaviones convertido, según él, en "el mayor barco hospital del mundo", que visitaría por 10 días cada país de este hemisferio al Sur de Estados Unidos. Ese era su programa de salud. Lo que no dijo es que estaba saboteando en Venezuela el programa de salud más serio que se había propuesto nunca en un país del Tercer Mundo.

A pesar de la coincidencia en fecha no quise abordar directamente en ese momento el problema de la Philips. Esta había prometido en marzo resolver el problema. Tenía todavía esperanza de que rectificara.

Me limité a escribir en esa misma Reflexión: "El problema es que Estados Unidos no puede hacer lo que hace Cuba. En cambio, presiona brutalmente a firmas productoras de excelentes equipos médicos suministrados a nuestro país, para impedir que repongan determinados programas computarizados o alguna pieza de repuesto que tienen patentes de Estados Unidos. Puedo citar casos concretos y el nombre de las firmas. Es repugnante... "

A pesar de la solemne promesa de la Philips a Cuba, transcurrió el resto del año 2007, los 12 meses del 2008 y casi la mitad del 2009 sin que una sola pieza de los equipos llegara de esa firma.

En junio de 2009, después de pagar una multa de 100 mil euros al Gobierno de Barack Obama, no muy apartado de las normas de su ilustre predecesor, la Philips se dignó comunicar que pronto suministrarían las piezas de sus equipos a Cuba.

Nadie en cambio ha resarcido a los cubanos, ni a los pacientes venezolanos de nuestros médicos de Barrio Adentro y de los que acuden a los Centros Diagnósticos de Alta Tecnología, por el daño humano ocasionado.

Como es lógico, no hemos adquirido un solo equipo más de la Philips desde la última compra a principios de 2006.

Por otro lado, hemos cooperado con Venezuela en la compra de cientos de millones de dólares de equipos médicos para su red nacional de salud, en un variado surtido de equipos sofisticados de alta tecnología procedentes de otras firmas europeas con prestigio, y también japonesas. Deseaba creer que esa firma haría un esfuerzo por cumplir.

Venezuela posee así en su red hospitalaria estatal modernísimos equipos; las más ricas clínicas privadas solo podrían adquirir algunos de ellos. Todo lo demás dependerá ahora de la eficiencia que el país pueda alcanzar en sus servicios. El Presidente de Venezuela está seriamente interesado en lograr ese objetivo. Estimo que haría muy bien si mitiga el hábito venezolano de adquirir equipos médicos norteamericanos, no por su calidad, que es buena, aunque con normas menos exigentes que las de Europa, sino por la entraña de la política de ese país, capaz de bloquear el suministro de piezas como hizo con Cuba.

Desde luego que a los Centros de Diagnóstico de Venezuela, los de Alta Tecnología y otros atendidos por nuestros médicos, hemos enviado equipos de marcas reconocidas en el mundo como las mejores en su especialidad como Siemens, Carl Zeiss, Drager, SMS, Schwind, Topcon, Nihon Kohden, Olympus y otras de Europa y Japón, algunas de las cuales se fundaron hace más de 100 años.

Ahora que la Patria de Bolívar, a la que Martí pidió servir, está más amenazada que nunca por el imperialismo, la organización, el trabajo y la eficiencia de nuestro esfuerzo deben ser mayores que nunca, y no solo en el sector de la salud, sino también en todos los campos de nuestra cooperación.








Fidel Castro Ruz
Septiembre 6 de 2009
7 y 17 p.m.

El fin no justifica los medios

Las noticias directas procedentes de Estados Unidos en ocasiones producen indignación y a veces repugnancia.

Desde luego que en los últimos tiempos gran número de ellas se referían a los problemas asociados a la grave crisis económica internacional y sus consecuencias en el seno del imperio. No son, por supuesto, las únicas referentes a ese poderoso país. Cualquier página del grueso volumen de noticias procedentes de un continente, región o país del mundo, por lo general está relacionada con la política de Estados Unidos. No hay punto del planeta donde no se experimente la avasalladora presencia del imperio.

Como es lógico, durante casi diez años las noticias sobre sus brutales guerras ocuparon importantes espacios de la prensa y más aún cuando estaba de por medio una elección presidencial.

Nadie sin embargo había imaginado que en medio del drama de las guerras de conquista aparecieran las noticias sobre cárceles secretas y centros de tortura, un bochornoso y bien guardado secreto del Gobierno de Estados Unidos.

El autor de la grotesca política que condujo a ese punto había usurpado la presidencia de Estados Unidos en las elecciones de noviembre del 2000, mediante fraude electoral en el estado sureño de la Florida donde se decidió la contienda.

Después de usurpar el poder, W. Bush no solo arrastró al país a una política de guerra, sino que dejó de suscribir el Protocolo de Kyoto, negando al mundo durante 10 años, en la lucha por el medio ambiente, el apoyo de la nación que consume el 25 por ciento del combustible fósil, lo que puede ocasionar a la especie humana un daño irreparable. Ya el cambio climático está presente en el incremento mundial del calor, que los pilotos de aviones ejecutivos pueden observar a través de los tornados de creciente fuerza que se forman desde las primeras horas de la tarde en sus rutas tropicales y pueden ser motivo de peligro para sus modernos Jets. Están todavía por conocerse las causas del accidente del avión de Air France que se desintegró en pleno vuelo.

Nada sería comparable con las consecuencias del descongelamiento de la enorme masa de agua acumulada sobre el continente antártico, sumada a la que se derrite sobre Groenlandia. Mi punto de vista acerca de la responsabilidad que cae sobre Bush, lo sostuve en reciente encuentro con el cineasta norteamericano Oliver Stone al comentarle su filme: "W", referido al penúltimo Presidente de Estados Unidos.

Me limito a señalar que después de los errores y horrores políticos de George W. Bush, el ex vicepresidente Cheney, que fue su consejero, enarbola la idea de que las torturas ordenadas a la CIA para obtener información estaban justificadas por cuanto salvaron vidas norteamericanas gracias a la información obtenida por esa vía.

Desde luego que no salvó las vidas de los miles de norteamericanos que murieron en Iraq, ni las de casi un millón de iraquíes, ni los que en número creciente mueren en Afganistán. Tampoco se sabe cuáles serán las consecuencias del odio acumulado por los genocidios que se están cometiendo o pueden cometerse por esas vías.

Se trata, entiéndase bien, de un problema elemental de ética política: "el fin no justifica los medios". La tortura no justifica la tortura; el crimen no justifica el crimen.

Tal principio se debatió y se sostuvo durante siglos. En virtud de él la humanidad ha condenado todas las guerras de conquista y todos los crímenes cometidos. Es de suma gravedad que el más poderoso imperio y la más colosal superpotencia que haya existido nunca proclame tal política. Más preocupante aún no es solo que el ex vicepresidente y principal inspirador de tan pérfida política la proclame abiertamente, sino que un elevado número de ciudadanos de ese país, tal vez más de la mitad, la apoye. En ese caso, sería una prueba del abismo moral al que puede conducir el capitalismo desarrollado, el consumismo y el imperialismo. De ser así, debe proclamarse abiertamente y pedir opinión al resto del mundo.

Pienso, sin embargo, que los ciudadanos más conscientes de Estados Unidos serán capaces de librar y ganar esa batalla moral a medida que comprendan la dolorosa realidad. Ninguna persona honesta en el mundo desea para ellos, o cualquier otro país, la muerte de personas inocentes, víctimas de cualquier forma de terror, venga de donde venga.








Fidel Castro Ruz
Septiembre 2 de 2009
7 y 34 p.m.


Es la hora del recuento y de la marcha unida

Esta reflexión no va dirigida a los gobiernos sino a los pueblos hermanos de América Latina.

Mañana 28 de agosto se iniciará en Argentina la reunión Cumbre de UNASUR cuya trascendencia no puede ignorarse. En ella se debe analizar la concesión de siete bases militares en territorio de Colombia, a la superpotencia norteamericana. Las conversaciones previas de ambos gobiernos se mantenían en riguroso secreto. El acuerdo debía presentarse al mundo como hecho consumado.

En horas de la madrugada del 1º de marzo del 2008, las Fuerzas Armadas de Colombia, entrenadas y armadas por Estados Unidos, habían atacado con bombas de precisión a un grupo de guerrilleros que penetró en una apartada zona del territorio ecuatoriano. Al amanecer, hombres de las tropas élites colombianas transportados en helicópteros ocuparon el pequeño campamento, remataron a los heridos y se apoderaron del cadáver del jefe guerrillero Raúl Reyes, quien al parecer sostenía en esos días un encuentro con jóvenes visitantes de otras nacionalidades, interesados en conocer las experiencias de la guerrilla que desde la muerte del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, hace más de 50 años, sostiene la lucha armada. Entre las víctimas había estudiantes universitarios de México y Ecuador que no portaban armas. El método fue brutal, al estilo yanki. El gobierno de Ecuador no había recibido advertencia alguna antes del ataque.

El hecho constituyó una acción humillante para el pequeño y heroico país suramericano, envuelto en un proceso político democrático. Se sospechaba fuertemente que la base aérea norteamericana de Manta había ofrecido información y cooperado con los atacantes. El presidente Rafael Correa adoptó la valiente decisión de solicitar la devolución del territorio ocupado de la base militar de Manta, cumpliendo estrictamente los términos establecidos en el convenio militar con Estados Unidos, y retiró su embajador en Bogotá.

La entrega de territorio para el establecimiento de siete bases militares de Estados Unidos en Colombia, amenaza directamente la soberanía y la integridad de los demás pueblos de Sur y Centroamérica con las que nuestros próceres soñaron crear la gran patria latinoamericana.

El imperialismo yanki es cien veces más poderoso que los imperios coloniales de España y Portugal, ajeno por completo al origen, los hábitos y la cultura de nuestros pueblos.

No se trata de estrechos chovinismos. "Patria es humanidad", como proclamó Martí, pero jamás bajo el dominio de un imperio que ha impuesto al mundo una tiranía sangrienta. En nuestro propio hemisferio los cientos de miles de compatriotas latinoamericanos asesinados, torturados y desaparecidos en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y otros países de Nuestra América, durante las últimas cinco décadas por golpes de Estado y acciones que Estados Unidos promovió y apoyó, demuestran de forma irrebatible lo que afirmo.

Cuando analizo los argumentos con que Estados Unidos pretende justificar la concesión de bases militares en territorio de Colombia, no puedo menos que calificar de cínicos tales pretextos. Afirma que necesita esas bases para cooperar en la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de armas, la emigración ilegal, la posesión de armas de destrucción masiva, los desbordes nacionalistas y los desastres naturales.

Ese poderoso país es el mayor comprador y consumidor de drogas del planeta. Un análisis de los billetes que circulan en Washington, capital de Estados Unidos revela que el 95 por ciento pasaron por manos de personas que consumen drogas; es el mayor mercado y a la vez el mayor suministrador de armas para el crimen organizado en América Latina, con ellas están muriendo decenas de miles de personas cada año al Sur de su frontera; es el mayor Estado terrorista que ha existido nunca. No solo lanzó las bombas contra ciudades civiles en Hiroshima y Nagasaki; en sus guerras imperiales como las promovidas en Vietnam, Iraq, Afganistán, Pakistán y otros países ubicados a miles de kilómetros de distancia en las que han muerto millones de personas; es el mayor productor y poseedor de armas de destrucción masiva, incluidas las nucleares, las químicas y las biológicas.

Los paramilitares colombianos, muchos de los cuales proceden de los desmovilizados de las Fuerzas Armadas y constituyen, en parte, sus reservas, son los mejores aliados y protectores de los narcotraficantes.

El llamado personal civil que acompañaría a los soldados en las bases de Colombia son, como norma, ex militares norteamericanos perfectamente entrenados, que son después contratados por empresas privadas comoBlackwater, que se hizo famosa por los crímenes cometidos en Iraq y otras partes del mundo.

Un país que se respete a sí mismo no necesita mercenarios, ni soldados, ni bases militares norteamericanas para combatir el narcotráfico, ni proteger la población en los casos de desastres naturales, o brindar cooperación humanitaria a otros pueblos.

Cuba es un país sin problemas de drogas ni altos índices de muertes violentas, cuyo número decrece por año.

El único propósito de Estados Unidos con esas bases, es poner América Latina al alcance de sus tropas en cuestión de horas. La alta jerarquía militar de Brasil recibió con verdadero desagrado la noticia sorpresiva del acuerdo sobre la instalación de bases militares de Estados Unidos en Colombia. La base de Palanquero está muy cerca de la frontera con Brasil. Con esas bases, unidas a las de las Islas Malvinas, Paraguay, Perú, Honduras, Aruba, Curazao y otras, no quedaría un solo punto del territorio de Brasil y del resto de América del Sur fuera del alcance del Comando Sur, donde en cuestión de horas, mediante el empleo de sus más modernos aviones de transporte, puede hacer llegar tropas y otros medios sofisticados de combate. Los mejores especialistas en la materia han suministrado los datos necesarios, para demostrar el alcance militar del acuerdo yanki-colombiano. Tal programa, que incluyó el restablecimiento de la IV Flota, fue diseñado por Bush y heredado por el actual gobierno de Estados Unidos, a quien algunos líderes suramericanos demandan el debido esclarecimiento de su política militar en América Latina. Los portaaviones nucleares no se necesitan para combatir las drogas.

El objetivo más inmediato de ese plan es liquidar el proceso revolucionario bolivariano y asegurar el control del petróleo y otros recursos naturales de Venezuela. El imperio, por otro lado, no acepta la competencia de las nuevas economías emergentes en su patio trasero, ni países verdaderamente independientes en América Latina. Cuenta con la oligarquía reaccionaria, la derecha fascista y el control de los principales medios de difusión masiva internos y externos. Nada que parezca verdadera equidad y justicia social tendrá su apoyo.

La emigración de latinoamericanos hacia Estados Unidos es consecuencia del subdesarrollo, y este es consecuencia del saqueo a que hemos sido sometidos por parte de ese país y del intercambio desigual con las naciones industrializadas.

México fue desgajado de América Latina por el Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. La mayoría de los 12 millones de emigrantes ilegales en el primero de esos países son mexicanos y también la mayor parte de los cientos que mueren cada año en el muro de la frontera con aquel país.

Con una población de 107 millones de habitantes, en medio de la actual crisis económica internacional, el índice de pobreza crítica en México se ha elevado al 18 por ciento y la pobreza general alcanza a más de la mitad de sus habitantes.

Nada perturbó tanto la vida de Martí, el Apóstol de nuestra independencia, como la anexión a Estados Unidos. Desde 1889 venía tomando conciencia de que ese era el mayor peligro para América Latina. Soñó siempre con la Patria Grande, desde el río Bravo hasta la Patagonia; por ella y por Cuba dio su vida.

El 10 de enero de 1891 escribió en La Revista Ilustrada de Nueva York un ensayo titulado "Nuestra América", en el que expresó inolvidables frases: "... ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes."

Cuatro años más tarde, después de su desembarco por Playitas en la provincia oriental de Cuba, cuando ya marchaba por los campos insurrectos, sostuvo un encuentro con el periodista del Herald George E. Bryson, el 2 de mayo de 1895. Este le contó que había entrevistado en La Habana al famoso general Arsenio Martínez Campos. El jefe español le dijo que antes de conceder la independencia a Cuba prefería entregarla a Estados Unidos.

De tal forma impactó la noticia a Martí, que el 18 de mayo escribió a su amigo mexicano Manuel Mercado la famosa carta póstuma en la que habla del "... camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de Nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia... "

Al día siguiente, desoyendo el consejo del General Máximo Gómez, quien le indicó permanecer en la retaguardia, solicitó a su ayudante un revólver, cargó contra una tropa española bien posesionada y murió en el combate.

"Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas", sentenció en su última carta.








Fidel Castro Ruz

agosto 27 de 2009

12 y 40 p.m



¡Ojalá me equivoque!

Leí con asombro los despachos cablegráficos de fin de semana sobre la política interna de Estados Unidos, donde es evidente un desgaste sistemático de la influencia del Presidente Barack Obama. Su sorprendente triunfo electoral no habría sido posible sin la profunda crisis política y económica de ese país. Los soldados norteamericanos muertos o heridos en Iraq, el escándalo de las torturas y las cárceles secretas, las pérdidas de vivienda y empleos, habían sacudido a la sociedad norteamericana. La crisis económica se extendía por el mundo incrementando la pobreza y el hambre en los países del Tercer Mundo.

Tales circunstancias hicieron posible la postulación y posterior elección de Obama en una sociedad tradicionalmente racista. No menos del 90% de la población negra, discriminada y pobre, la mayoría de los votantes de origen latinoamericano y una amplia minoría blanca de clase media y obrera, especialmente los jóvenes, votaron por él.

Era lógico que entre los norteamericanos que lo apoyaron se despertaran muchas esperanzas. Transcurridos ocho años de aventurerismo, demagogia y mentiras en los que murieron miles de soldados norteamericanos y casi un millón de iraquíes en una guerra de conquista por el petróleo de ese país musulmán que nada tenía que ver con el atroz ataque a las Torres Gemelas, el pueblo de Estados Unidos estaba hastiado y avergonzado.

No pocas personas de África y otras partes del mundo se entusiasmaron con la idea de que habría cambios en la política exterior de Estados Unidos.

Bastaba, sin embargo, un elemental conocimiento de la realidad para no caer en ilusiones respecto a un posible cambio político en Estados Unidos a partir de la elección del nuevo presidente.

Obama ciertamente se había opuesto a la guerra de Bush en Iraq antes que otros muchos en el Congreso de Estados Unidos. Conocía desde que era adolescente las humillaciones de la discriminación racial, e igual que muchos norteamericanos admiraba al gran luchador por los derechos civiles, Martin Luther King.

Obama nació, se educó, hizo política y tuvo éxito dentro del sistema capitalista imperial de Estados Unidos. No deseaba ni podía cambiar el sistema. Lo curioso es que, a pesar de eso, la extrema derecha lo odia por ser afroamericano y combate lo que el Presidente hace para mejorar la imagen deteriorada de ese país.

Ha sido capaz de comprender que Estados Unidos, con apenas el 4% de la población mundial, consume alrededor del 25% de la energía fósil y es el mayor emisor de gases contaminantes del mundo.

Bush, en sus desvaríos, no suscribió siquiera el Protocolo de Kyoto.

Obama se propone, a su vez, aplicar normas más rígidas a la evasión fiscal. Se informa por ejemplo que, de las 52 mil cuentas financieras de los ciudadanos de Estados Unidos en los bancos de Suiza, éstos suministrarán los datos de aproximadamente 4 500 sospechosos de evasión fiscal.

En Europa, hace pocas semanas, Obama se comprometió ante los países del G-8, especialmente Francia y Alemania, a poner fin al uso de los paraísos fiscales por parte de su país, para inyectar enormes cantidades de dólares norteamericanos en la economía mundial.

A casi 50 millones de ciudadanos que carecían de seguro médico les ofreció servicios de salud.

Al pueblo de Estados Unidos prometió lubricar el aparato productivo, frenar el creciente desempleo y volver al crecimiento.

A los 12 millones de inmigrantes hispanos ilegales les ofreció poner fin a las crueles redadas y al trato inhumano que reciben.

Hubo otras promesas que no enumero, ninguna de las cuales cuestiona el sistema de dominio capitalista imperialista.

La poderosa extrema derecha no se resigna a medida alguna que en grado mínimo disminuya sus prerrogativas.

Me limitaré solo a referir con palabras textuales informaciones procedentes de Estados Unidos que en los últimos días han estado llegando, tomadas de las agencias noticiosas y la prensa de Estados Unidos.

El 21 de agosto:

"La confianza de los estadounidenses en el liderazgo del presidente Barack Obama ha disminuido sustancialmente, según una encuesta que publica hoy el diario The Washington Post."

"En medio de la creciente oposición a la reforma del sistema de salud, la encuesta telefónica realizada junto con la cadena ABC de televisión, del 13 al 17 de agosto entre 1 001 adultos, indica que... el 49 por ciento de los encuestados opina que Obama será capaz de llevar adelante mejoras significativas en el sistema de asistencia médica de EE.UU., y esto es 20 puntos porcentuales menos que antes de que Obama iniciara su gestión presidencial."

"El 55 por ciento de los encuestados cree que la situación general de Estados Unidos va mal encaminada, comparado con el 48 por ciento en abril."

"El enconado debate sobre la reforma de salud en Estados Unidos da muestras de un extremismo que preocupa a los expertos, quienes están alarmados por la presencia de hombres armados en reuniones populares, las pintadas de esvásticas y las imágenes de Hitler."

"Los expertos en crímenes de odio recomiendan vigilar de cerca a estos extremistas, y si bien muchos demócratas se han quedado apabullados ante las protestas otros han optado por plantar cara directamente a sus conciudadanos."

"Una joven, que portaba una foto manipulada de Obama con un bigote al estilo Hitler, alimenta la teoría de que el mandatario crearía ‘paneles de la muerte’ que respaldarían la eutanasia de ancianos desahuciados... "

"... hay quien hace oídos sordos y opta por mensajes de odio y extremismo, que el ex agente de la Oficina Federal de Investigación (FBI) Brad Garrett observa alarmado."

"‘Vivimos ciertamente tiempos que asustan’, dijo Garrett la semana pasada a la cadena ABC, y añadió que los servicios secretos ‘temen que a Obama pueda pasarle algo’."

"El lunes, sin ir más lejos, unas doce personas exhibían airosas sus armas fuera del centro de Convenciones de Phoenix (Arizona), donde el gobernante pronunciaba un discurso ante veteranos de guerra en el que defendió, entre otras cosas, su reforma médica."

"Otro hombre portaba una pistola con el rótulo ‘ha llegado el momento de regar el árbol de la libertad’, en alusión a la cita del presidente Thomas Jefferson (1801-1809) de que ‘la sangre de patriotas y tiranos’ debería de regar el árbol de la libertad."

"Algunos mensajes han sido todavía más explícitos al desear ‘la muerte a Obama, a Michelle y a sus dos... niñas’."

"Esos incidentes demuestran que el odio ha irrumpido en la política estadounidense con más fuerza que nunca."

"‘Estamos hablando de gente que grita, que porta fotografías de Obama caracterizándolo como nazi (...) y que utiliza despectivamente el término socialista’, dijo a EFE Larry Berman (de la Universidad de California, escritor de 12 libros sobre la Presidencia de EE.UU.), quien atribuye parte de lo que está ocurriendo al legado latente del racismo."

"Luego de que ‘The New York Times’ reportara ayer que la CIA contrató en 2004 a Blackwater para tareas de planificación, entrenamiento y vigilancia, en la edición de hoy el diario aporta más detalles sobre las actividades encargadas a esa controvertida empresa de seguridad privada cuyo nombre actual es Xe."

"El rotativo señaló que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos reclutó agentes de Blackwater para poner bombas en aviones teledirigidos con el objetivo de matar a líderes de Al Qaeda."

"Según información facilitada por funcionarios del gobierno a ‘The New York Times’, las operaciones se llevaron en bases situadas en Pakistán y Afganistán, donde la compañía privada montaba y colocaba en los aviones misiles Hellfire y bombas guiadas por láser."

"El actual director de la agencia, Leon Panetta, decidió en su momento, cancelar el programa y revelar en junio al Congreso la colaboración deBlackwater con la CIA."

"La colaboración de Blackwater finalizó años antes de que Panetta asumiera la jefatura de la CIA, debido a que los mismos funcionarios de la agencia cuestionaron la conveniencia de que agentes externos participaran en un programa de asesinatos selectivos."

"Blackwater fue la principal compañía de seguridad privada encargada de proteger a personal estadounidense en Iraq durante la administración de George W. Bush."

"Sus tácticas agresivas fueron criticadas en diversas ocasiones. El caso más grave se dio en septiembre de 2007, cuando agentes de la empresa mataron a 17 civiles iraquíes."

"Ante las cifras récord de suicidios y la ola de depresión entre sus soldados, el ejército de Estados Unidos está preparando poco a poco formaciones especializadas destinadas a volver a sus militares ‘más resistentes’ al estrés emocional relacionado a situaciones de guerra."

Día 22 de agosto:

"El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lanzó hoy una dura crítica a quienes se oponen a su plan para reformar el sistema de salud del país y los acusó de difundir falsedades y distorsiones."

"Según ha señalado en sus discursos, el objetivo de la reforma del sistema de atención médica es frenar su vertiginoso costo y garantizar cobertura médica a casi 50 millones de estadounidenses que carecen de seguro."

"... ‘debería ser un debate honesto, no dominado por falsedades y distorsiones intencionadas difundidas por los que más se beneficiarían si las cosas se mantienen como están’."

"El Departamento de Estado norteamericano continúa financiando laBlackwater, la compañía privada de mercenarios a los que se involucró en asesinatos de líderes de Al Qaeda y que ahora se llama Xe Services, escribió hoy el diario The New York Times."

"El gobernador del estado de Nueva York, David Paterson, aseguró el viernes que los medios de comunicación han utilizado estereotipos raciales en su cobertura de funcionarios negros como él mismo, el presidente Barack Obama y el gobernador de Massachussets, Deval Patrick."

"La Casa Blanca calcula que el déficit presupuestario a lo largo de la próxima década será de 2 millones de millones de dólares más que los pronosticados hasta hace poco, un golpe demoledor para el presidente Barack Obama y sus planes de crear un sistema de salud público costeado en gran parte por el estado."

"Los pronósticos a 10 años vista son muy volátiles y pueden variar con el tiempo. Empero, los nuevos números rojos en las finanzas públicas plantearán arduos problemas a Obama en el Congreso, y una enorme ansiedad entre los extranjeros que financian la deuda pública estadounidense, especialmente China. Casi todos los economistas los consideran in-sostenibles incluso con una devaluación masiva del dólar estadounidense."

Día 23 de agosto:

"El principal militar a la cabeza del ejército estadounidense se mostró preocupado el domingo por la pérdida de apoyo popular en su país a la guerra en Afganistán, al tiempo que indicó que el país sigue siendo vulnerable a ataques de extremistas."

"‘Creo que la situación en Afganistán es grave y se está deteriorando, y yo he dicho que durante los últimos dos años la insurrección Talibán ha mejorado, se ha vuelto más especializada’, afirmó el jefe del comando conjunto de las fuerzas militares, Mike Mullen."

"En una entrevista transmitida por la cadena NBC, Mullen no quiso especificar si será necesario enviar a más soldados."

"Poco más de 50% de los consultados en una encuesta del diario Washington Post y la cadena ABC, publicada en días recientes, expresaron que no vale la pena la guerra en Afganistán."

"A finales de 2009, Estados Unidos tendrá tres veces más soldados que los 20 000 que estaban desplegados en Afganistán hace tres años."

La confusión reina en el seno de la sociedad norteamericana.

El próximo 11 de septiembre se cumplirán ocho años del fatídico 11-S. Ese mismo día advertimos en el acto de la Ciudad Deportiva que la guerra no sería el camino para poner fin al terrorismo.

La estrategia de retirar las tropas de Iraq y enviarlas a la guerra de Afganistán a luchar contra los talibanes, es un error. Allí se hundió la Unión Soviética. Los aliados europeos de Estados Unidos harán cada vez más resistencia a derramar en ese país la sangre de sus soldados.

La preocupación de Mullen sobre la popularidad de esa guerra no es infundada. Los que fraguaron el ataque del 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas fueron entrenados por Estados Unidos.

El Talibán es un movimiento nacionalista afgano que nada tuvo que ver con aquel hecho. La organización Al Qaeda, financiada por la CIA desde 1979 y utilizada contra la URSS en los años de la guerra fría, fue quien fraguó aquel ataque 22 años después.

Existen hechos oscuros que no han sido suficientemente esclarecidos todavía ante la opinión pública internacional.

Obama ha heredado de Bush esos problemas.

No albergo la menor duda de que la derecha racista hará todo lo posible por desgastarlo, obstaculizando su programa para sacarlo del juego por una u otra vía, al menor costo político posible.

¡Ojalá me equivoque!












Fidel Castro Ruz
Agosto 24 de 2009
5 y 15 p.m.


El imperio y los robots

Hace poco abordé los planes de Estados Unidos para imponer la superioridad absoluta de sus fuerzas aéreas como instrumento de dominio sobre el resto del mundo. Mencioné el proyecto de contar en el 2020 con más de mil bombarderos y cazas F-22 y F-35 de última generación en su flota de 2 500 aviones militares. En 20 años más, la totalidad de sus aviones de guerra serán operados por autómatas.

Los presupuestos militares cuentan siempre con el apoyo de la inmensa mayoría de los legisladores norteamericanos. Apenas hay Estados de la Unión donde el empleo no dependa en parte de la industria de la defensa.

A nivel mundial y valor constante, los gastos militares se han duplicado en los últimos 10 años como si no existiera peligro alguno de crisis. En estos momentos es la industria más próspera del planeta.

En el 2008, alrededor de 1,5 millones de millones de dólares se invertían ya en los presupuestos dedicados a la defensa. El 42% de los gastos mundiales en esa esfera, 607 mil millones, correspondían a Estados Unidos, sin incluir los gastos de guerra, mientras el número de hambrientos en el mundo alcanza la cifra de 1 000 millones de personas.

Un despacho noticioso occidental informó hace dos días que a mediados de agosto el ejército de Estados Unidos exhibió un helicóptero teledirigido, así como robots capaces de realizar trabajos de zapadores, 2 500 de los cuales han sido enviados a las zonas de combate.

Una firma comercializadora de robots sostuvo que las nuevas tecnologías revolucionarían la forma de comandar la guerra. Se ha publicado que en el 2003 los Estados Unidos apenas poseían robots en su arsenal y "hoy cuenta —según la AFP— con 10 000 vehículos terrestres, así como 7 000 dispositivos aéreos, desde el pequeño Raven, que puede ser lanzado con la mano, hasta el gigante Global Hawk, un avión espía de 13 metros de largo y 35 de envergadura capaz de volar a gran altitud durante 35 horas". Se enumeran en ese despacho otras armas.

Mientras esos gastos colosales en tecnologías para matar se producen en Estados Unidos, el Presidente de ese país suda la gota gorda para llevar los servicios de salud a 50 millones de norteamericanos que carecen de ellos. Tal es la confusión, que el nuevo Presidente declaró: "estaba más cerca que nunca de lograr la reforma del sistema de salud pero la lucha se está volviendo feroz."

"La historia es clara –añadió– cada vez que tenemos la reforma sanitaria en el horizonte, los intereses especiales luchan con todo lo que tienen a mano, usan sus influencias, lanzan sus campañas publicitarias y utilizan a sus aliados políticos para asustar al pueblo estadounidense."

El hecho real es que en Los Ángeles 8 000 personas —la mayoría desempleada, según la prensa— se reunieron en un estadio para recibir la atención de una clínica gratuita itinerante que presta servicios en el Tercer Mundo. La multitud había pernoctado allí. Algunos se trasladaron desde cientos de kilómetros de distancia.

"‘¿A mí qué me importa si es socialista o no? Somos el único país en el mundo donde los más vulnerables no tenemos nada’, dijo una mujer de un barrio negro y con educación superior."

Se informa que "un examen de sangre puede costar 500 dólares y un tratamiento dental de rutina más de 1 000."

¿Qué esperanza puede ofrecer esa sociedad al mundo?

Los lobbistas en el Congreso hacen su agosto trabajando contra una simple ley que pretende ofrecer asistencia médica a decenas de millones de personas pobres, negros y latinos en su inmensa mayoría, que carecen de ella. Hasta un país bloqueado como Cuba ha podido hacerlo, e incluso cooperar con decenas de países del Tercer Mundo.

Si los robots en manos de las transnacionales pueden reemplazar a los soldados imperiales en las guerras de conquista, ¿quién detendrá a las transnacionales en la búsqueda de mercado para sus artefactos? Así como han inundado el mundo con automóviles que hoy compiten con el hombre por el consumo de energía no renovable e incluso por los alimentos convertidos en combustible, pueden también inundarlo de robots que desplacen a millones de trabajadores de sus puestos de trabajo.

Mejor todavía, los científicos podrían igualmente diseñar robots capaces de gobernar; así le ahorrarían ese horrible, contradictorio y confuso trabajo al Gobierno y al Congreso de Estados Unidos.

Sin duda que lo harían mejor y más barato.








Fidel Castro Ruz
Agosto 19 de 2009
3 y 15 p.m.


Una causa justa que defender y la esperanza de seguir adelante

Durante las últimas semanas, el actual Presidente de Estados Unidos se empeña en demostrar que la crisis va cediendo como fruto de sus esfuerzos para enfrentar el grave problema que Estados Unidos y el mundo heredaron de su predecesor.

Casi todos los economistas hacen referencia a la crisis económica que se inició en octubre de 1929. La anterior había sido a finales del Siglo XIX. La tendencia bastante generalizada en los políticos norteamericanos es la de creer que tan pronto los bancos dispongan de suficientes dólares para engrasar la maquinaria del aparato productivo, todo marchará hacia un idílico y jamás soñado mundo.

Las diferencias entre la llamada crisis económica de los años 30 y la actual son muchas, pero me limitaré sólo a una de las más importantes.

Desde finales de la Primera Guerra Mundial el dólar, basado en el patrón oro, sustituyó a la libra esterlina inglesa debido a las inmensas sumas de oro que Gran Bretaña gastó en la contienda. La gran crisis económica se produjo en Estados Unidos apenas 12 años después de aquella guerra.

Franklin D. Roosevelt, del Partido Demócrata, venció en buena medida ayudado por la crisis, como Obama en la crisis actual. Siguiendo la teoría de Keynes, aquel inyectó dinero en la circulación, construyó obras públicas como carreteras, presas y otras de incuestionable beneficio, lo que incrementó el gasto, la demanda de productos, el empleo y el PIB durante años, pero no obtuvo los fondos imprimiendo billetes. Los obtenía con impuestos y con parte del dinero depositado en los bancos. Vendía bonos de Estados Unidos con interés garantizado, que los hacían atractivos para los compradores.

El oro, cuyo precio en 1929 estaba a 20 dólares la onza troy, Roosevelt lo elevó a 35 como garantía interna de los billetes de Estados Unidos.

Sobre la base de esa garantía en oro físico, surgió el Acuerdo de Bretton Woods en julio de 1944, que otorgó al poderoso país el privilegio de imprimir divisas convertibles cuando el resto del mundo estaba arruinado. Estados Unidos poseía más del 80% del oro del mundo.

No necesito recordar lo que vino después, desde las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki —que acaban de cumplirse 64 años del genocidio—, hasta el golpe de Estado en Honduras y las siete bases militares que el gobierno de Estados Unidos se propone instalar en Colombia. Lo real es que en 1971, bajo la administración de Nixon, el patrón oro fue suprimido y la impresión ilimitada de dólares se convirtió en la más grande estafa de la humanidad. En virtud del privilegio de Bretton Woods, Estados Unidos, al suprimir unilateralmente la convertibilidad, paga con papeles los bienes y servicios que adquiere en el mundo. Es cierto que a cambio de dólares también ofrece bienes y servicios, pero también lo es que desde la supresión del patrón oro, el billete de ese país, que se cotizaba a 35 dólares la onza troy, ha perdido casi 30 veces su valor y 48 veces el que tenía en 1929. El resto del mundo ha sufrido las pérdidas, sus recursos naturales y su dinero han costeado el rearme y sufragado en gran parte las guerras del imperio. Baste señalar que la cantidad de bonos suministrados a otros países, según cálculos conservadores, supera la cifra de 3 millones de millones de dólares, y la deuda pública, que sigue creciendo, sobrepasa la cifra de 11 millones de millones.

El imperio y sus aliados capitalistas, a la vez que compiten entre sí, han hecho creer que las medidas anticrisis constituyen las fórmulas salvadoras. Pero Europa, Rusia, Japón, Corea, China e India no recaudan fondos vendiendo bonos de la Tesorería ni imprimiendo billetes, sino aplicando otras fórmulas para defender sus monedas y sus mercados, a veces con gran austeridad de su población. La inmensa mayoría de los países en desarrollo de Asia, África y América Latina es la que paga los platos rotos, suministrando recursos naturales no renovables, sudor y vidas.

El TLCAN es el más claro ejemplo de lo que puede ocurrir con un país en desarrollo en las fauces del lobo: ni soluciones para los inmigrantes en Estados Unidos, ni permiso para viajar sin visa a Canadá pudo obtener México en la última Cumbre.

Adquiere, sin embargo, plena vigencia bajo la crisis el más grande TLC a nivel mundial: la Organización Mundial de Comercio, que creció bajo las notas triunfantes del neoliberalismo, en pleno apogeo de las finanzas mundiales y los sueños idílicos.

Por otro lado, la BBC Mundo informó ayer, 11 de agosto, que mil funcionarios de Naciones Unidas, reunidos en Bonn, Alemania, declararon que buscan el camino para un acuerdo sobre el cambio climático en diciembre de este año, pero que el tiempo se estaba acabando.

Ivo de Boer, el funcionario de mayor rango de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, dijo que solo faltaban 119 días para la Cumbre y tenemos "una enorme cantidad de intereses divergentes, escaso tiempo de discusión, un documento complicado sobre la mesa (doscientas páginas) y problemas de financiación¼ "

"Las naciones en desarrollo insisten en que la mayor parte de los gases que producen el efecto invernadero provienen del mundo industrializado."

El mundo en desarrollo alega la necesidad de ayuda financiera para lidiar con los efectos climáticos.

Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, declaró que: "Si no se toman medidas urgentes para combatir los cambios climáticos pueden llevar a la violencia y a disturbios en masa a todo el planeta."

"El cambio climático intensificará las sequías, inundaciones y otros desastres naturales."

"La escasez de agua afectará a cientos de millones de personas. La malnutrición va a arrasar con gran parte de los países en de-sarrollo."

En un artículo del The New York Times el pasado 9 de agosto se explicaba que: "Los analistas ven en el cambio climático una amenaza para la seguridad nacional."

"Semejantes crisis —continúa el artículo— provocadas por el clima pudieran derrocar gobiernos, estimular movimientos terroristas o desestabilizar regiones completas, afirman analistas del Pentágono y de agencias de inteligencia que por primera vez están estudiando las implicaciones del cambio climático en la seguridad nacional."

"‘Se vuelve muy complicado muy rápidamente’, dijo Amanda J. Dory, Secretaria de Defensa Adjunta para Estrategia, que trabaja con un grupo del Pentágono asignado a incorporar el cambio climático a la planificación de la estrategia nacional de seguridad."

Del artículo de The New York Times se deduce que todavía en el Senado no todos están convencidos de que se trata de un problema real, ignorado totalmente hasta ahora por el gobierno de Estados Unidos desde que se aprobó hace 10 años en Kyoto.

Algunos hablan de que la crisis económica es el fin del imperialismo; quizás habría que plantearse si no significa algo peor para nuestra especie.

A mi juicio, lo mejor siempre será tener una causa justa que defender y la esperanza de seguir adelante.








Fidel Castro Ruz
Agosto 12 de 2009
9 y 12 p.m.

Las bases yankis y la soberanía latinoamericana

El concepto de nación surgió de la suma de elementos comunes como la historia, lenguaje, cultura, costumbres, leyes, instituciones y otros elementos relacionados con la vida material y espiritual de las comunidades humanas.

Los pueblos de la América, por cuya libertad Bolívar realizó las grandes hazañas que lo convirtieron en El Libertador de pueblos, fueron llamados por él a crear, como dijo: "la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria".

Antonio José de Sucre libró en Ayacucho la última batalla contra el imperio que había convertido gran parte de este continente en propiedad real de la corona de España durante más de 300 años.

Es la misma América que decenas de años más tarde, y cuando ya había sido cercenada en parte por el naciente imperio yanki, Martí llamó Nuestra América.

Hay que recordar una vez más que, antes de caer en combate por la independencia de Cuba, último bastión de la colonia española en América, el 19 de mayo de 1895, horas antes de su muerte, José Martí escribió proféticamente que todo lo que había hecho y haría era para "... impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América".

En Estados Unidos, donde las 13 colonias recién liberadas no tardaron en extenderse desordenadamente hacia el Oeste en busca de tierra y oro, exterminando indígenas hasta que arribaron a las costas del Pacífico, competían los Estados agrícolas esclavistas del Sur con los Estados industriales del Norte que explotaban el trabajo asalariado, tratando de crear otros Estados para defender sus intereses económicos.

En 1848 arrebataron a México más del 50 por ciento de su territorio, en una guerra de conquista contra el país, militarmente débil, que los llevó a ocupar la capital e imponerle humillantes condiciones de paz. En el territorio arrebatado estaban las grandes reservas de petróleo y gas que más tarde suministrarían a Estados Unidos durante más de un siglo y lo siguen en parte suministrando.

El filibustero yanki William Walker, estimulado por "el destino manifiesto" que proclamó su país, desembarcó en Nicaragua en el año 1855 y se autoproclamó Presidente, hasta que fue expulsado por los nicaragüenses y otros patriotas centroamericanos en 1856.

Nuestro Héroe Nacional vio cómo el destino de los países latinoamericanos era destrozado por el naciente imperio de Estados Unidos.

Después de la muerte en combate de Martí se produjo la intervención militar en Cuba, cuando ya el ejército español estaba derrotado.

La Enmienda Platt, que concedía al poderoso país derecho a intervenir en la Isla, fue impuesta a Cuba.

La ocupación de Puerto Rico, que ha durado ya 111 años y hoy constituye el llamado "Estado Libre Asociado", que no es Estado ni es libre, fue otra de las consecuencias de aquella intervención.

Las peores cosas para América Latina estaban por venir, confirmando las geniales premoniciones de Martí. Ya el creciente imperio había decidido que el canal que uniría los dos océanos sería por Panamá y no por Nicaragua. El istmo de Panamá, la Corinto soñada por Bolívar como capital de la más grande República del mundo concebida por él, sería propiedad yanki.

Aun así, las peores consecuencias estaban por venir a lo largo del Siglo XX. Con el apoyo de las oligarquías políticas nacionales, los Estados Unidos se adueñaron después de los recursos y de la economía de los países latinoamericanos; las intervenciones se multiplicaron; las fuerzas militares y policiales cayeron bajo su égida. Las empresas transnacionales yankis se apoderaron de las producciones y servicios fundamentales, los bancos, las compañías de seguros, el comercio exterior, los ferrocarriles, barcos, almacenes, los servicios eléctricos, los telefónicos y otros, en mayor o menor grado pasaron a sus manos.

Es cierto que la profundidad de la desigualdad social hizo estallar la Revolución Mexicana en la segunda década del Siglo XX, que se convirtió en fuente de inspiración para otros países. La revolución hizo avanzar a México en muchas áreas. Pero el mismo imperio que ayer devoró gran parte de su territorio, hoy devora importantes recursos naturales que le restan, la fuerza de trabajo barata y hasta lo hace derramar su propia sangre.

El TLCAN es el más brutal acuerdo económico impuesto a un país en desarrollo. En aras de la brevedad, baste señalar que el Gobierno de Estados Unidos acaba de afirmar textualmente: "En momentos en que México ha sufrido un doble golpe, no solo por la caída de su economía sino también por los efectos del virus A H1N1, probablemente queremos tener la economía más estabilizada antes de tener una larga discusión sobre nuevas negociaciones comerciales." Por supuesto que no se dice una sola palabra de que, como consecuencia de la guerra desatada por el tráfico de drogas, en la que México emplea 36 mil soldados, casi cuatro mil mexicanos han muerto en el 2009. El fenómeno se repite en mayor o menor grado en el resto de América Latina. La droga no solo engendra problemas graves de salud, engendra la violencia que desgarra a México y a la América Latina como consecuencia del mercado insaciable de Estados Unidos, fuente inagotable de las divisas con que se fomenta la producción de cocaína y heroína, y es el país de donde se abastecen las armas que se emplean en esa feroz y no publicitada guerra.

Los que mueren desde el Río Grande hasta los confines de Suramérica son latinoamericanos. De este modo, la violencia general bate récord de muertes y las víctimas sobrepasan la cifra de 100 mil por año en América Latina, engendradas fundamentalmente por las drogas y la pobreza.

El imperio no libra la lucha contra las drogas dentro de sus fronteras; la libra en los territorios latinoamericanos.

En nuestro país no se cultivan la coca ni la amapola. Luchamos con eficiencia contra los que intentan introducir drogas en nuestro país o utilizar a Cuba como tránsito, y los índices de personas que mueren a causa de la violencia se reduce cada año. No necesitamos para ello soldados yankis. La lucha contra las drogas es un pretexto para establecer bases militares en todo el hemisferio. ¿Desde cuándo los buques de la IV Flota y los aviones modernos de combate sirven para combatir las drogas?

El verdadero objetivo es el control de los recursos económicos, el dominio de los mercados y la lucha contra los cambios sociales. ¿Qué necesidad había de restablecer esa flota, desmovilizada al final de la Segunda Guerra Mundial, hace más de 60 años, cuando ya no existe la URSS ni la guerra fría? Los argumentos utilizados para el establecimiento de siete bases aeronavales en Colombia es un insulto a la inteligencia.

La historia no perdonará a los que cometen esa deslealtad contra sus pueblos, ni tampoco a los que utilizan como pretexto el ejercicio de la soberanía para cohonestar la presencia de tropas yankis. ¿A qué soberanía se refieren? ¿La conquistada por Bolívar, Sucre, San Martín, O´Higgins, Morelos, Juárez, Tiradentes, Martí? Ninguno de ellos habría aceptado jamás tan repudiable argumento para justificar la concesión de bases militares a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, un imperio más dominante, más poderoso y más universal que las coronas de la península ibérica.

Si como consecuencia de tales acuerdos promovidos de forma ilegal e inconstitucional por Estados Unidos cualquier gobierno de ese país utilizara esas bases, como hicieron Reagan con la guerra sucia y Bush con la de Iraq, para provocar un conflicto armado entre dos pueblos hermanos, sería una gran tragedia. Venezuela y Colombia nacieron juntos en la historia de América tras las batallas de Boyacá y Carabobo, bajo la dirección de Simón Bolívar. Las fuerzas yankis podrían promover una guerra sucia como hicieron en Nicaragua, incluso emplear soldados de otras nacionalidades entrenados por ellos y podrían atacar algún país, pero difícilmente el pueblo combativo, valiente y patriótico de Colombia se deje arrastrar a la guerra contra un pueblo hermano como el de Venezuela.

Se equivocan los imperialistas si subestiman igualmente a los demás pueblos de América Latina. Ninguno estará de acuerdo con las bases militares yankis, ninguno dejará de ser solidario con cualquier pueblo latinoamericano agredido por el imperialismo.

Martí admiraba extraordinariamente a Bolívar y no se equivocó cuando dijo: "...así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo... calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía."













Fidel Castro Ruz
Agosto 9 de 2009
6 y 32 p.m.